martes, 14 de octubre de 2008

INTRODUCCIÓN


Hace mucho tiempo que tenía ilusión de conocer y escribir la historia del Cristo de Chircales y las incidencias del pueblo desde su fundación.



Los múltiples quehaceres me han impedido hasta ahora afrontar esta ilusión. He estado en varias ocasiones decido a dejar este empeño, ya que suponía un excesivo trabajo, que me costaba realizarlo por la edad.



La historia de Valdepeñas era una historia pequeña, tejida de hechos insignificantes y menudos. Es la historia de lo cotidiano, tejida de hechos oscuros, en la que no había nada que sea glorioso y trascendente.



En la vida de los habitantes del pueblo no hay personajes ilustres, ni gestas indescriptibles. Su vida transcurre entre las labores del campo, y entre la vida monótona de un pueblo, en la que no hay otras diversiones, que las charlas amigables en las lonjas de la plaza del pueblo.



En la vida del pueblo, en líneas generales, podemos establecer dos tiempos:


El primero, que comprende los primeros años de la fundación hasta 1650: La aldea goza de un cierto bienestar, ya que no existen aún grandes diferencias económicas entre los habitantes, y se mantiene cierta igualdad al haber recibido todos los mismos bienes en el momento de la fundación.



Es en este periodo, cuando prospera la industria de la seda, la fábrica de papel y vidrio, que tuvo cierta importancia.



En el pueblo en este tiempo recala un grupo de la nobleza, que compran las tierras llamadas realengas. Estos se vienen a vivir al pueblo y se integran admirablemente en su vida.



A partir de 1750 aumentan los jornaleros, algunos de los cuales sólo tienen unos escasos bienes y otra minoría muy pobre, que no posee absolutamente nada.



La venta de la jurisdicción y la dependencia del Marqués de Trujillo, que extorsiona, oprime y saquea a los vecinos del pueblo, crea un malestar, que llega casi al tumulto. La compra de su independencia de villa, que les hace desembolsar unas grandes cantidades de dinero, es una de las ilusiones de los habitantes del pueblo para romper el yugo que les oprimía.



Todo ello crea un ambiente de malestar e inseguridad.


Hay otro hecho, que sume a la aldea en una excesiva preocupación, la excesiva contribución, que debe pagar en forma de tributos, ya que el imperio español está en una situación casi permanente de guerra y se necesita mucho dinero para ello.


Me ha impresionado el carácter apolítico del municipio y de los vecinos, ya que los alcaldes y regidores se repiten año tras año, como una acto de servicio, en función de su cultura, ya que la mayor parte de los vecinos son analfabetos.


Hay una devoción a los reyes casi rozando el mito.

Esta historia pequeña la dedico a mis paisanos. Deseo que la lean para que puedan conocer sus raíces. La he escrito con un lenguaje sencillo para que sea asequible para todos, sin mucho aparato crítico.


La dedico igualmente de una manera especialísima a todos los miembros de la Asociación Cultural "Lugia". Ellos han desbrozado los caminos de la Historia de Valdepeñas y lo seguirán haciendo en lo sucesivo. Valdepeñas les debe mucho.


Esta historia no va a ser completa, ya que se queda en el año 1875. Animo a los jóvenes a que la completen. Quedan aún puntos oscuros, que el tiempo irá iluminando.

El Autor.