martes, 14 de octubre de 2008

CAPÍTULO I: Los Musulmanes en Valdepeñas


Son muy escasos los datos que tenemos sobre la invasión del mundo islámico en Valdepeñas.

Hay pruebas de que hubo varios núcleos. No conocemos, por supuesto, la intensidad de estas poblaciones y la fecha exacta, en que llegaron a estas tierras.

Por la cerámica y las monedas sabemos que se establecieron en distintos sitios, formando pequeños núcleos, coincidentes con los anteriores emplazamientos hispano-romanos-visigóticos.

El núcleo más importante debió estar en el Castellón, donde se encuentra abundante cerámica. Otro en el actual emplazamiento de Valdepeñas, en la parte más alta, la Chirina, donde hace unos años, antes de las edificaciones actuales, se encontraba bastante cerámica y restos de enterramientos, por lo cual el lugar toma el nombre de Loma de los Osarios, con que se le llama en la fundación del pueblo.
Otro centro de cierta importancia fue la zona de Chircales.

Otros núcleos más pequeños en el Papel, el Palenque, el Torcal, el Madroñal, Fuente Bermejuela, el Tercero y la zona de Carboneros, donde han aparecido sepulturas árabes y sigue existiendo en la actualidad bastante cerámica árabe.

En la parte más alta de los nevazos debió existir un pequeño torreón o torre de vigía, llamado por los pastores la Casa del Moro, donde aún se conservan unas piedras, llevadas de otro sitio a este lugar con el fin de hacer un refugio y pequeño torreón.. Desde esta altura se podían observar perfectamente los movimientos, que se producían en la zona del Parrizoso y Quiebrajano, por donde iba uno de los caminos más cortos hacia Granada, usado por el Condestable Iranzo en algunas de sus excursiones a hostigar a los árabes.


Esta atalaya se comunica perfectamente con otro observatorio árabe, situado en la parte más alta del Sauhillo, donde he encontrado algunos restos de cerámica árabe.

Desde este promontorio casi piramidal se observa con gran nitidez la zona del Castellón, siendo la comunicación luminar bastante fácil, si el peligro venía de esta zona.

No conocemos, si hubo algún grupo de mozárabes durante el periodo árabe, ya que, como dice Menéndez Pidal, en el mundo rural debió reducirse notablemente su número, por el progresivo ritmo de conversión al Islán y, sobre todo, por la emigración a los reinos cristianos de la Península.
[1]

¿Cuándo se produjo la invasión?


Sabemos que Tariq, al frente de los beréberes y árabes, después de la batalla del Guadalete (19 de julio de 711) se dirigió hacia Toledo, posiblemente sin pasar por Jaén.


Es discutible entre los arabistas el camino que siguió desde Ecija.
[2]

Se discute entre ellos, si los territorios de Granada, Murcia y Córdoba, fueron tomados por una parte del ejército de Táriq o se retrasó hasta la entrada de Musa en España (19 de octubre de 711 al 7 de octubre de 712).


Los historiadores silencian la toma de Jaén. Tal vez sea ello debido, opinan, a unas capitulaciones hechas por los hijos de Witiza, en virtud de las cuales dejaron a éstos una serie de heredades en esta zona.


Sabemos que el año 743 y 745 los sirios se habían instalado en la península y que, con Baly b. Birs al Qusq y ri. se instalaron en Jaén, con el fin de alejarlos de Córdoba.

No sabemos tampoco exactamente, ni cuando entraron los árabes en la zona de Valdepeñas, ni cómo se produjo la islamización del territorio.


No obstante podemos sospechar que se produjo en la misma forma y modo que se produjo en otras zonas de España.

Fue muy difícil la fusión del mundo ibero-romano-visigótico con este nuevo mundo tan distinto en costumbres y en religión.

Pudieron suceder los hechos más o menos de esta manera:

1. Que una parte de los colonos de estas tierras se convirtieran a la fe musulmana. Esta conversión tenía muchas ventajas, ya que quedaban exentos de muchos tributos.

2. Que permanecieran fieles a su fe. Estos recibían el nombre mozárabes. No nos consta, si en Valdepeñas existió un grupo de este tipo, aunque es posible que las cuevas de Chircales estuvieran habitadas por ellos.

Llegados a este extremo, sin llegar a más precisiones, quiero hacer constar estos aspectos, que tienen una gran importancia:

1. La invasión se inició, como dijimos, el año 711 y la fusión de las dos culturas o mundos, tardó bastante tiempo en realizarse.


A partir de este periodo, se produce una cierta estabilización del territorio, que sólo se verá turbada por las luchas de las distintas facciones árabes y en una etapa muy posterior por las incursiones de los reyes cristianos. Este periodo de paz es bastante largo.

El Emir Abd Al-Rahman, en el año de 912 se dirige a Muntillum contra los rebeldes de la cora de Jaén. Derrota a Ibn Hudayl y pone al frente a Muhammal ib. Abd al Wahhab. Posteriormente se dirige a Sumuntan, venciendo a su cabecilla que le entrega los cien castillos y fortalezas, que estaban bajo su autoridad. Entre estos castillos se encontraba el castillo de Sasana, de quien era Señor Fahlum b. Abd Allad.

El Castillo de Sasana se encuentra en el camino, que va desde Valdepeñas al Santuario de Chircales, en el sitio que se llama el Castellón.

El castillo se llamaba Sasana, posiblemente por la transformación arábica de la palabra latina saxa, que significa roca y fortaleza, ya que en la dominación romana debía llamarse así, porque había sido con anterioridad una fortaleza romano-ibérica.

El río Susana recibía su nombre de la fortaleza, o lo que es lo mismo, era el río de la fortaleza, esto es, Sasana.

La palabra romana arabeizada se transforma en Sasana y posteriormente en Susana, ya que al sonar mal las tres aaa seguidas, por una evolución muy frecuente en el lenguaje, la primera a de la palabra se trasforma en una u.

Este castillo de Susana debió tener una pequeña torre y una murallas alrededor ( que habían sido ibéricas), tal vez con algunas edificaciones en su entorno. El núcleo más importante de la población, podría estar viviendo en la Ventilla en los momentos de tranquilidad, donde hubo una pequeña población, cuyos restos se puede contemplar en la actualidad..

Era un Castillo, al que se acogían los habitantes de aquella zona, cuando se les advertía, que estaba en marcha alguna invasión. Esta invasión podía provenir desde Martos, desde el Castillo de Locubín o de la sierra de Jaén-Granada.

Lo más interesante del castillo es la cueva, situada en la vertiente del río Susana. Esta cueva posiblemente tenía comunicación con el Castillo, como reza la tradición. No obstante los que la han explorado últimamente, no ha descubierto esta comunicación. La cueva estaba muy disimulada y tenía también su acceso por las paredes del charco de Utrera. En el Charco de Utrera hay una cascada, que tiene mas de quince metros de caída. El agua, al despeñarse, ha formado un gran charco, que se llama de Utrera. El acceso por la parte baja del río es difícil, al ir el río encallejonado entre las rocas. En el invierno es más difícil el acceso por la crecida del río y en el verano, porque el paso hay que hacerlo por el agua, saltando sobre rocas muy escurridizas a consecuencia del musgo. Más de un pescador ha estado a punto de pescar una pulmonía.

Por la parte alta el acceso es dificultoso, al estar la entrada en la misma pared, teniendo a la vista una altura de más de 20 metros a los bordes del charco.

De esta cueva y su comunicación me habló en mis años jóvenes un viejo, que me contó la historia transmitida de sus abuelos.

Me decía, que siendo niño, vinieron unos señores, con unos planos, y estuvieron buscando un tesoro en la parte alta del Castellón, cavando y cavando varios días. No le dijeron, por supuesto, si habían encontrado el tesoro buscado.
En dicho lugar encontraron varias monedas. Sus abuelos le habían referido que algunas de ellas las habían entregado a D. Luis Luna.


La cueva o mejor las dos cuevas han sido admirablemente exploradas y descritas por José Javier Armenteros y José Luis Padilla.


La describen de esta forma: Cueva superior del Charco: Situada a unos cinco metros aproximadamente del borde del barranco, y tiene una escalera excavada a pico de piedra, con peldaños y, a veces, pendientes a modo de rampa. La cueva superior tiene dos entradas: una, la de la escalera, y la otra, con una parte de arco de herradura, en piedra, con un metro de anchura y 1,20 m. de diámetro de semicircunferencia, aproximadamente.

La Cueva tiene tres habitáculos, y un aljibe.
[3] En caso de peligro, mediante una cuerda, podían escapar por el río o simplemente quedar allí en silencio, ya que tenían su aljibe de agua y su comida, hasta que pasara el peligro.

Este tipo de cuevas junto a un castillo, lo tenían todas las granjas de Lérida. La torre se llamaba Burch y el abrigo subterráneo sirdab, a los que podían acogerse los colonos en caso de ataque enemigo.
[4]

No sabemos, cuando se construyó el Castillo ni cuando se destruyó.


La destrucción debió ser muy temprana, ya que en la época del Condestable no se habla del Castillo, sino de Susana.


Son muy pocos los indicios, que quedan de él. La construcción estaba en la parte más alta del Castellón, en la vertiente que da a la zona de Valdepeñas, con el fin de poder darle acceso a la cueva, de que hemos hablado anteriormente.


El diseño de las murallas del Castillo es fácil de realizar, siguiendo la estructura del terreno, ya que no han quedado restos apreciables de los muros.

La ubicación era en el Castellón, aunque hay quienes quieren situarlo equivocadamente más abajo, en una gran piedra, que se encuentra en el mismo río en el término de Fuensanta de Martos.
[5]

Creo que la postura correcta es la de Espinat y Jimena Jurado, que lo ubican en el Castellón.


Espinat dice: En el sitio que llaman el Castellón, que dista media legua del pueblo, estuvo el castillo de Susana, de cuyas ruinas se han sacado en estos tiempos, lápidas de romanos, medallas, figuras del metal, flechas y otras muchas cosas que denotan su antigüedad. Tiene por armas en Escudo, la efigie de Santiago peregrino, del modo que está figurada en la estampa XII, número veinte y dos del tomo XII.
[6]

Es el único castillo que se encuentra en el camino de Jaén a Alcalá por la sierra de Susana. El Peñón nominado está fuera de esta ruta, aunque no excluyo que pudiera ser también un pequeño castillo, pero no hay que olvidar que el Castillo del Víboras se encuentra muy cerca.


Creemos que la ubicación del Castillo es el señalado por Espinalt. Es explicable que no aparezcan las ruinas, ya que debió destruirse muy pronto, al quedar Valdepeñas, como lugar de frontera, ya que, al ser un castillo pequeño, era fácilmente expugnable. Que no queden restos puede ser por el largo tiempo transcurrido desde su destrucción y por la escasa consistencia de sus muros. Tal vez fuera la misma orden de Calatrava, la que lo destruyó, por la dificultad de defenderlo y por el aislamiento de su plaza, ya que la zona estaba muy expuesta a las incursiones de los árabes de Alcalá, Castillo y Arenas.

Cuando se remodeló el carril de Valdepeñas al Santuario de Chircales, a la altura del Castellón, quedaron al descubierto unos 12 cadáveres, no describiéndose otros que quedaban fuera de la excavación del camino. Me impresionó que todos ellos tuvieran la dentadura completa. Ello me indicaba que habían muerto en una acción bélica cerca de dicho castillo, ya que se trataba de gente joven.


En la misma zona hay una gran cantidad de cerámica árabe y en bastantes ocasiones han aparecido monedas del mismo tipo. Por el cerro del Castellón, dada la cantidad de cerámica existente, han pasado muchas culturas.


Hasta el 900 la vida en esta zona fue tranquila. Los hispono-árabes se dedicaban a la agricultura, sin tener que estar pendientes de los ataques enemigos, ya que existía una cierta paz y tranquilidad en la zona; hace unos años aún se podían ver algunos indicios de acequias árabes y tal vez romanas.


Su vida comienza a alterarse, cuando los castellanos cristianos empiezan a atacarles y se ven obligados a refugiarse cerca de los castillos, que les servían de defensa.

El castillo de Susana en este tiempo, de escasa importancia estratégica, va a seguir la suerte de las fortalezas del Castillo de Locubín , de Alcalá, o del Castillo de Víboras, que se encuentra más abajo en el término de Martos. El peligro también le puede venir desde Arenas y Cazalla, e incluso de toda la zona de Navalcan.

Creo como muy probable que los árabes, que vivían en la actual zona de Valdepeñas, terminaron trasladándose al Castillo de Susana, ya que era el único lugar, en que podían defenderse.


Debió haber en el periodo de tranquilidad un núcleo muy fuerte de población en la zona de Valdepeñas, donde todavía se conservan aún los nombres árabes de patin y zacatín, que era un lugar público de venta como dice Menedez Pidal: También era posible procurarse ropas hechas en el marcatal o ropas usadas en la calle de los ropaviajeros (al-seqqatin) cuyo nombre sigue estando vivo en Granada bajo la forma de zacatín.
[i]

Si exceptuamos los momentos de tregua, la inseguridad en el territorio es plena en la última etapa.


Valdepeñas se va a transformar en un sitio de frontera y se va a estar a merced de lo que suceda en cada uno de estos castillos. Ello va a traer consigo, que la mayor parte de los habitantes marchen a tierras más seguras, dejando deshabitadas las otras zonas del territorio.


Se pueden describir las incidencias del castillo, teniendo en cuenta la suerte de los castillos cercanos, sin temor a error.


Quiero limitarme, por no cansar al lector, a referir únicamente los datos escritos, citados mil veces por unos y por otros y en ocasiones sin indicar el origen de la fuente:

913 Durante esta campaña, llamada de Muntilun, que comenzó en el castillo de su nombre y donde se sometió su Señor Ibn Hudayl , Abd al-Rahman, condujo a su ejército hacia las fortalezas de Sumuntan, donde otro rebelde célebre de la cora, Ibn al-Saliya, tuvo que ceder todas sus fortalezas, que eran cerca de un centenar, al frente de las cuales puso al emir a Yahià b. Al-Layt.


Entre estos castillos se encontraba el de Sasana, del cual era Señor Fahlun b. Abd Allah.
[7]

Es esta la primera noticia escrita que tenemos de este castillo. Debió ser en los años anteriores, cuando este núcleo de población fue más numeroso. El puente de Santa Ana comunicaba los dos núcleos de habitantes existentes en la loma de los osarios y la ventilla, ya que hace referencia a él el Condestable. Este puente y el de la vereda del Cura fue construido por los romanos.

El mismo texto, con pequeñas variantes, es citado también pro varios autores.
[8]
1223 Argote de Molina dice que Fernando III en 1223 corrió y arrasó las tierras de Susana.
[9]

1225 Fernando III en la segunda expedición por las tierras del alto Guadalquivir hasta las sierras de Susana d’ si mouio e fuese para Martos...e fuese a Viboras....e fuese a Alcaudete.
[10]

1238 Jimena Jurado lo explica de esta forma: En el siguiente año de 1238, siendo Juez de Baeza D. Vicente Darchas, fue electo por Maese de Calatrava D. Martín Ruiz, el cual en este año ganó de los moros los castillos de Locubín (que está en la Abadía de Alcalá la Real y su término confinado con el de Martos) y el de Susana, en el término y sierra de Jaén, que hoy está destruido en el sitio, y junto al arroyo, que está en el camino de Jaén a Alcalá la Real, casi a la mitad del que de su nombre llaman la sierra de Susana y el río de Susana, el qual lugar el emperador Carlos V mandó poblar, aunque no tuvo efecto. El Santo Rey D. Fernando dio luego estos dos castillos a la misma orden de Calatrava, para que fueren suyos y los defendiesen: Más después en tiempo del Maese D. García López de Padilla se perdieron y los volvieron a ganar los moros
[11]

Susana y Tornera fue una población, que se ve arruinada en la sierra que la General de España, 4. P. Fol. 405, y el libro de Montería del Rey D. Alonso XI llama de Susana, y junto al río de Susana en la sierra de Jaén, en la mitad del camino, que hay desde Jaén a Alcalá la real, de los quales ríos, y sierra hace memoria la historia del Condestable de Castilla D. Miguel Lucas de Iranzo, que yo tengo manuscrita. Y el lugar de Susana y Tornera se mandó poblar por el Emperador Carlos V: y la ciudad de Jaén, en cuyo término está el sitio, en virtud de sus privilegios, proveyó la escrivanía de Cavildo deste lugar en Pedro de Ojeda, vecino de ella, por su título despachado a 20 de marzo de 1538. Por ante Melchor de la Serna, escribano, teniente de Luis de Gormaz, escribano de cabildo de esta ciudad, el qual está original en mi poder: aunque esta reedificación y población de Susana no llegó a tener efecto.
[12]

Francisco de Rus Puerta, copiando casi literalmente a Jimena Jurado dice textualmente, con algunas variantes no documentadas y con excesiva fantasía: El arcipreste Juliano parece que siente que Susana es Alcaraz. Pero en realidad, de verdad, su sitio fue en la sierra de Jaén, entre esta ciudad y la de Alcalá la Real. Allí hay un río que se llama Susana, del cual se hace memoria en la Historia del Condestable de Castilla Don Miguel Lucas de Iranzo y Sierra de Susana, y en tiempo de nuestros abuelos se procuró poblar el lugar de Susana y Tornera y la ciudad de Jaén proveyó la escribanía pública y del castillo de este pueblo en Pedro de Ojeda, vecino de Jaén, en virtud de los privilegios que para ello tiene, por ante Melchor de la Serna, escribano teniente de Luis de Gormaz, escribano del Cabildo, en Jaén a 20 de marzo de 1538 años, aunque no debió de tener efecto la población. Fue Susana, según Juliano, fundación de los Sármatas y muy feraz de buenos caballos cuales se crían hoy en Jaén y su sierra.
[13]

1240 Fernando III volvió a dárselo al Ámese D. Rodrigo Marín de la orden de Calatrava el día 17 de septiembre de 1240 al Maestre Martín Rodrigo.
[14]

1242 Podemos deducir también que Locubín debió ser recuperado por Alhamar en 1242, fecha en que el rebelde de Arjona, había roto la tregua firmada en 1240, y que originó las campañas de Fernando III sobre el señorío de Arjona, Porcuna, Arjonilla, para aproximarse a su inmediato objetivo de cercar y apoderarse de Jaén y conquistar también el Castillo de Sasana.
[15]

1244 La plaza pasaría de nuevo a poder castellano en las campañas de Fernando III, precedente al cerco de Jaén, hacia la primavera de 1244 y en 18 de noviembre de 1244, otorgó por segunda vez a la orden de Calatrava, la plaza reconquistada.
[16]
Una atención especial merece la crónica del condestable Iranzo.


Para ir a Granada había tres caminos, el de Arenas (Campillo), el de Martos (más largo) y otro que iba de Jaén a Alcalá la Real por Valdepeñas, muy querido por el Condestable. Para una persona, que conozca la zona es bastante claro. Empieza de Jaén a los Villares, pasando por el antiguo puente del río Eliche.

Desde los Villares, por un antiguo camino, que discurre a las espaldas de dicho pueblo, hay un carril asfaltado, que desemboca en la actual carretera de Fuensanta. Desde aquí se sigue hacía arriba en dirección a Navasequilla, pasando por el puerto de las palomas, el antiguo molino de la Rueda, y el Castellón hacia el puerto de Castillo. Desde este puerto, casi por donde va la actual carretera del Castillo, o por la actual carretera de Frailes.

Por este camino pasó el Condestable Iranzo en más de una ocasión con Enrique IV, siendo esta la razón por la que se decidió a arreglarlo. La crónica lo describe de esta forma porque si caso fuese que su Alteza bolbiese a esta guerra, lo fallase adovado, mandólo abrir desde la dicha ciudad de Jaén fasta la dicha de Alcalá, cortando los robles tan gruesos como un buey, y talándolo todo y quebrando las peñas, y allanando los malos pasos y cuestas y faciendo puentes a los rios; por manera que el dicho Señor Rey nuestro Señor con toda su hueste y fardaje puede ahora pasar e ir y venir por allí con cavalgada de cien mil cabezas de ganado. Y es cierto que este solo camino le costó adovar más de cincuenta mil maravedís.
[17]

Existía otro camino por el que le Condestable solía hacer algunas incursiones, pero era muy abrupto y estaba expuesto a saqueos. Empezaba por el Castillo de Otiñar, seguía río arriba hasta el actual pantano, puerto de Pitillos, río Valdearazo y subida a Navalcan, quedando el Castillo de Arenas muy cerca a la izquierda.

De los viajes del Condestable por esta zona, tenemos dos versiones distintas coincidentes en la mayor parte de las cosas: La misma crónica nos cuenta que el día 12 de febrero de 1464, a su vuelta de Alcalá la Real, se paró a comer en Susana, donde el Condestable le había preparado una suculenta comida.
[18]
Posiblemente la comida fue o en unas edificaciones cercanas al Castillo o, con más probabilidad, en la actual Ventilla.

La primera versión, con muchos detalles, es de Juan de Arquellada en sus anales de Jaén: Y fue por la sierra a dormir a Navasequila. Y otra noche fue a dormir al Castillo de Locubín. Y el viernes a medio día llegó cerca de Alcalá, çerca del Guadalquetón, cabo la Fuente nueva. Y en aquel llano mandó el Señor Condestable apartar el fardaje y ordenó sus batallas, ansí de la gente de a cavallo como de los peones, y los puso muy en orden de guerra.


Y estaba en la ciudad de Alcalá el rei don Enrique. Y luego supo de la venida del Condestable, y luego cavalgó con don Beltrán de la Cueva y el conde de Ledesma y otros cavalleros y salió a ver al Condestable y a la gente que traía que era muy escogida
Y llegado el Señor rei a donde estaba el Condestable con la gente de guerra. Lo llamó en apartado para fablar con él y el Conde de Ledesma y otros caballeros se fueron a ver la gente quel Condestable traía, y anduvieron mirando y rodeando las batallas que estaban muy bien ordenadas y a punto de guerra. Y tenía mil y doscientos caballeros y lanceros y avía tres mil más, sin gente que yva con el fardaje, que era muy mucho, en que avía más de dos mil bestias para llevar las municiones y cosas de comer, de lo qual se bolvió a Jaén mucho dello sobrado porque era mucho.
[19]

1464. La crónica del Condestable nos cuenta lo mismo con menos detalles: Así en esta ordenanza el dicho Señor Condestable partió de Jaén....Escuderos e capellanes e criados e oficiales..., desde que vieron partir al dicho Señor Condestable con tanta gente, e tan en punto e bien ordenada.
Con la qual esa noche fue a dormir a Navasequilla, camino de Puerto Viejo, que es a tres leguas de Jahén. E a otro día, jueves, movió de allí e fue a dormir a otra Nava que es a dos leguas de Alcalá la Real.
[20]

Coincide en que fueron a dormir a Navasequilla, camino de Puerto viejo, indicando que de aquí marchó al día siguiente a dormir a otra Nava que está a dos leguas de Alcalá la Real, que la versión de Arquellada llama de Fuente Nueva.

Una vez que terminó la batalla con los moros, Juan de Arquellada nos cuenta con mucho detalle la vuelta a Jaén por la misma sierra en estos términos: Martes ventiocho días del mes de febrero del dicho año, partió de alcalá la Real el señor rei don Enrique para venir a Jaen y con él el Condestable y el conde de Ledesma y otros muchos cavalleros y toda la gente de guerra, quel condestable avía llevado. Y vinieron por la sierra, y vinieron a comer a Navaluenga. Y enbió a mandar el Señor Condestable a su gente, que llevasen allí de comer todas las cosas necesarias para el señor rei y para todos aquellos cavalleros y gente de guerra que con él venían. De lo qual tuvieron muchas viandas de capones y de pavones y de ansarones y cabritos y terneras y carneros y mucho vino bueno para el rei y para todos los señores, y para todos los escuderos y gentes de a pie, que fue la cosa más bien proveída que de presente se aya visto
[21]

El texto de la crónica del Condestable es esta: Martes siguiente por la mañana, su alteza partió para yr a Jahen, y fue a comer a quatro leguas de allí, a una Nava que dizen Susana, tres leguas de Jahén; donde ya el dicho Señor Condestable avia mandado traer muchos pescados frescos empanados y en pipotes, y de todas maneras, ca era quaresma, y de muchas frutas y suplicaciones e otras conservas reales e mucho pan e cevada, e muy finos e diversos vinos. Así para el dicho Señor rei (Enrique IV) como para cuantos e menores con su alteza venían; en tan grande abundancia, todo puesto en montones, que la voluntad de cada uno fue su medida.
Y como avía ya tres o cuatro días que en Alcalá avía fallescido la cevada y pescados, en especial la gente menor e los que con el fardaje venían, desque ovieron comido lo que les pudo bastar, facian provisión de levar adelante quanto querían, sin resistencia ninguna. De que todos quantos allí venían, se maravillaron mucho de la grande franqueza e buen corazón del dicho Señor.


Y luego como el dicho Señor rey ovo comido, partióse para Jahén, do llegó un poco después de conpletas.
[22]

La crónica del Condestable da como fecha el 12 de febrero de 1464 y no coincide en el lugar en que comieron. Arquellada sitúa la comida en Navaluenga (hoy Navalengua) y la crónica en Susana. Posiblemente fue en Susana, que mediaba el camino.
[23] Es coincidente sustancialmente en lo demás. Hay una diferencia. En la crónica era cuaresma y el Condestable mandó llevar sólo pescados, mientras que para Arquellada llevó también muchas carnes. Dada la profunda religiosidad del Contestable tal vez sea más fiable la segunda versión.

El mismo Juan de Arquellada nos describe este mismo camino en otra ocasión: Lunes 10 de mayo del sobre dicho año (1466). Le vino nueva al Señor Condestable de Castilla de cómo cavalleros y peones tenían çercado el castillo de Locubín, quera la gente de Alcalá la Real. Y estaba allí el comendador de Oreja, ermano del Señor Condestable de Castilla. Y luego fiço salir a Fernando de Berrio, uno de los regidores desta ciudad, con çiento y çinquenta cavalleros y doscientos peones de presente, que fueron luego de socorro al dicho lugar. Y anduvieron esa noche, y otro día amanecieron en el castillo de Locubín questava çcercado de gente de Alcalá por lo tomar.


Y desque vieron la gente quel dicho Fernando de Berrio llevaba y que ya venía socorro de la ciudad de Jaén, dexaron el conbate del castillo de una torre donde estaba el comendador de Oreja. Y como supieron por las atalayas que tenían, quera poca la gente que venía y aviendo levantado el real del castillo, le bolvieron a conbatir más fuertemente y dando mucha priesa por le entrar. Más quiso Dios nuestro Señor guardar a los que dentro estavan.


Luego el martes, partió de aquí el condestable con todos los cavalleros y peones desta ciudad a socorrer dicho castillo. Y fue por la sierra en pos de los que avía enviado. Y llegó hasta Susana y de allí envió a su ermano el comendador de Montisón con contía de cinquenta cavalleros y mil peones. Y fueron su camino fasta do estava el dicho Fernando Berrio con la otra gente.


Y quetado el cerco del castillo, el Señor Condestable supo en Susana cómo los de Alcalá se avían huído y quemado las casas por no poder tomar el castillo. Visto y sabido esta nueba tan çierta, se bolbió a la ciudad de Jaén.
[24]

La versión del Condestable es casi coincidente con la que nos presenta Pedro de Escabias en los Hechos del Condestable. En la crónica no se habla de los dos envíos hechos por el Condestable, ni del incendio del pueblo. Para Arquellada el Condestable no pasó de Susana, para Escabias fue al Castillo de Locubín.

Valdepeñas decíamos que era tierra de nadie y de frontera, tanto los moros como los cristianos la recorrían o para hacer prisioneros o para buscar alimentos o caza.

En una ocasión, en el año 1467, viniendo un grupo de cristianos del Castillo de Locubín, acompañando a Dª Juana y a otras tres señoras, al llegar al puerto de Locubín, toparon con dieciseis caballeros moros, que venían de correr la tierra de los cristianos y llevaban ocho prisioneros. La crónica nos lo narra de esta forma: Después desto.....llegando encima del puerto de Locubín, por el camino, que va la cibdad de Jahen, toparon con diceseis moros que venían de correr la tierra de cristianos e levaban ocho prisioneros.


E como se toparon e vieron cerca los unos de los otros, los moros volvieron el camino abaxo contra el río de Susana, fuyendo. Y en tanto que el dicho comendador de Montizón allegó y recibió esos pocos caballeros que con él venían, aún no pensando que eran moros, salvo malos cristianos de los que andaban en el servicio del rey Don Enrique, nuestro Señor, que sabiendo de su venida los estaban guardando, el dicho tesorero Fernand Lucas arremetió el camino abaxo contra los dichos moros, por saber qué gente era. Y allí, como los moros volvieron fuyendo, se les soltó un cristiano de los que levaban cativos. E como vido al dicho Fernand Lucas, díxole con grandes boces:


Andad Señor, que son moros e lievan otros siete cristianos captivos.


Y luego el dicho Fernand Lucas dio boces al dicho Comendador e a los otros que con él venían, que andoviesen, que eran moros. Y al mayor que pudieron, fueron, así como las dichas mujeres fasta el vado del dicho río de Susana, do fallaron el rastro fresco cómo lo moros habían pasado e ivan el dicho río arriba, la vía de Arenas, un castillo e fortaleza del reino de Granada.


Y así estovieron algund tanto dubdando, si sequirían los moros a no: Lo mismo porque eran dos tantos más que ellos, y aún no sabían si avia más gente, y lo otro porque la flaqueza y las lágrimas y suplicaciones de las mugeres, que levaban consigo les turbavan y contradecían el seguimiento de los dichos moros.


Pero al fin, por grande aquexamiento que el dicho Fernand Núñez fizo sobre ello, y porque, asi mesmo el dicho Comendador de Montizón, lo avia grand voluntad, dexaron las dichas mugeres e tres o cuatro onbres de a pie, que levaban con ellas, metidas en el espeso del dicho río, yorando e mucho cuitadas, y ellos siguieron el rastro de los dicho moros.


E como iban corriendo en pos dellos, fallavan muchas capas e otras cosas que ivan dexando de lo que llevaban rovado de la tierra de christianos. E de que ovieron corrido más de tres leguas en pos dellos, alcanzáronlos, un puerto abajo, en un lugar que se llama (en blanco). E como el dicho Fernand Lucas e Salvador ivan delante de todos los otros más de un tiro de vallesta, e vieron los moros. Adalantándose dos caballeros, al uno de los quales encontró el dicho Fernand, e pasólo de la otra parte e dio con él muerto en el suelo; y el dicho Salvador encontró al otro y matólo.


Y en esto, los otros moros cargaron sobre ellos, e dieron al dicho Fernand Lucas una puñalada entre el collar y el pescuezo y una cuchillada en la cabeza. Y todavía él y el dicho Salvador peleaban muy bien con los dichos moros, fasta que el dicho comendador e otros cuatro de caballo que venían con ello socorrieron; los quales se detovieron un poco, por quanto al tiempo que los dichos Fernand Lucas e Salvador dieron la grita, quando vieron los moros, se pararon a apretar sus caballos, que los llevaban cansados, y algunos dellos les avian muerto los moros en la pelea, no los pudieron más seguir. E de diez y seis moros que eran, allí do fue la pelea y después por el camino, murieron los doze.


Y el dicho Comendador e los otros doce cavalleros que con él yvan, tomaron tres o cuatro cabezas de los moros que allí murieron, e cinco o seys cavallos de los moros que allí murieron, e las orejas de otros tres o cuatro que murieron allí, e armas, e todo el despojo que los moros dexaron, e los siete cristianos que llevaban captivos, que ninguno se perdió. En con todo ello se vinieron al lugar donde dexaron la dueña cobijera e las otras mugeres; las quales fallaron medio muertas de espanto.


E así con su cabalgadura e buena ventura se fueron para la ciudad de Jahén, do fueron recibidos del Seños Condestable con la mayor alegría del mundo, como quiera que el dicho Fernand Lucas, su primo, iva asaz mal ferido. Pero dende a poco sanó, e plogo a Dios que no fue cosa ninguna.
[25]

La misma crónica, en el año 1470, nos cuenta una de las incursiones de los cristianos por tierras de Valdepeñas: Y llegando a la puente de Susana, que es en tierra de Jahén, domingo por la mañana, que fueron diez e ocho días de febrero desde año, toparon con diez peones que estaban en guarda de aquel camino por mandado de Gonzalo Mexía, alguacil mayor del Señor Condestable, do estaba en Andujar...(el Condestable) como las vido e supo la nueva, ovo plazer e mandólas poner en sendas lanzas enhiestas; y así las metieron por Andujar, do todos los mochahos de aquella cibdad las traxeron arrastrando por las calles della y después las dexaron comer a los perros
[26]

La misma crónica del Condestable, nos cuenta, cómo en una de dichas correrías (año 1471) el Condestable recorre casi todo el término de Valdepeñas. Hecho, que se constata por los nombres de los distintos parajes, por los que marcha la expedición. Es curioso, que con anterioridad a la fundación de Valdepeñas, muchos de esos nombres coincidan con los actuales. La narración es muy interesante, y por este motivo la transcribo para que la conozcáis: Con fasta quarenta y cinco peones, partieron de Jahén, miercoles veynte y nueve de enero desde año, e fueron aquella noche a Navaluengua, a la vereda de cruz. E allí guardaron aquella noche.


E a otro día siguiente fueron a Arroyo Redondo, por camino de Susana, e estovieron allí aquella noche. Y a otro día, viernes, fueron a la Zarçuela ( o Cerezuela) y estando allí, ya tarde, vieron venir nueve peones moros, e no los pudieron atajar porque echaron por otra vereda. E otro día, sábado, tornaron a la Frexnedilla, a guardar el camino real que viene del alto de Nogalte al Vadillo de los Berros. E porque fallaron algún rastro, estovieron allí el sábado e fasta el domingo en la tarde que vieron venir seys de cavallo e fasta treynta peones, que descendían por el puerto abaxo del alto de Nogalte. E porque ya era oscurecido, no pudieron determinar si yvan para la Garçuela o para el Puerto de Carboneros.


E después de estos pasados, vieron pasar otro tropel de moros que con la escuraña no reconocieron que tanta gente era. Y los adalides, rezelando que era la casa de Granada que iva a dar sobre la Torre del canpo, enbiaronlo saber al Señor Condestable con dos peones, y enviaron otros dos peones a la dicha tierra Torre del Canpo, porque estoviesen apercibidos.

Y con la otra gente descendieron el escalón del Puerto de Carboneros, que es cerca del vado de los Berros, e ficieron palanque.


El luego descendieron a la cueva del Sabucar (Arna del Sabucar), a asconder los fardales..
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Otro caso parecido al anterior tuvo lugar en esta época. Narran las actas del concejo de Jaén, correspondientes al 1479, que el día 24 de septiembre, dos vecinos de Jaén salieron de caza por la dicha sierra. Los moros los apresaron y los llevaron al Castillo de Arenas. Los rastreadores siguieron sus huellas, y observaron que habían estado en el pilar del Tejuelo, bebiendo agua. La crónica dice así Dende el Texuelo, término de Jaén, fasta termino de Arenas, e que lo çecaron de ver a la puerta del Algaua, dentro de Arenas. E que fueron al alcayde de Arenas, Alí Gamar, e que le notificaron el dicho rastro de los dichos onbres.


El alcaide les dijo que los tenía prisioneros, pero que no los saltaba fasta que los cristianos entregaran dos moros que estaban en su poder.

El oficio de rastreador era un oficio muy difícil y se requerían ciertas dotes de observación. Rastrearon toda la sierra, hasta que descubrieron con pleno detalle la ruta que habían seguido, una vez que les hicieron prisioneros. En los tiempos de armisticio ello estaba prohibido y por este motivo pidieron la devolución. Los moros lo hicieron con el fin de poder canjearlos con otros.



Bibliografía y fuentes:


[1] Historia de España, t.. V p. 118 A
[2] Aguirre, o.c., p. 76 ss.

[3] Lugia, n. 12, p. 10.
[4] Menéndez Pidal, Historia de España, t. V, p. 150.
[5] Francisco Cerezo y Juan Eslava, en su libro Castillos y Atalayas del Reino de Jaén, lo ubican en la estribación de los Madroños. Dicen que en el centro de esta vega se levanta un imponente peñón alargado, que el río esquiva, lamiendo su pie sur, p. 148.
[6] Bernardo de Espinalt, Atlante Español, edición preparada por F. Olivares, Jaén, 1980.
[7] Citado por A. Olmo López Antonio, en La presencia islámica en la sierra Mágina, 1990, p 90.
[8] El año 813 el nuevo emir de Córdoba Abd al-Rahman envió un ejército expedicionario contra los rebeldes encastillados en la región de Montilum y Summutan. Entre los señores rebeldes que depusieron las almas y volvieron a la obediencia del emir estaba un tal ibn abd Allah, cuyo centro de poder era el Castillo de Sasana o Susana. Citado también por Eslava Galán, Lugia n. 17, p 3. Citado también por F. Cerezo-J. Eslava, en Castillos y atalayas del reino de Jaén, p. 148.
[9] Nobleza de Andalucía, p.153

[11] Martín de Jimena Jurado, Catálogo., p. 138.
[12] Martín de Jimena Jurado, Catálogo de los Obispos de las Iglesias Catedrales de Jaén y anales eclesiásticos deste Obispado, Ed. Facsimil, Granada, 1991.
[13] Francisco de Rus Puerta, Corografía antigua y moderna del reino y Obispado de Jaén, 1646, edición preparada por J. Latorre-J. Cañones-J. A. López, Jaén, 1998, p. 23.
[14] Martín Rodríguez , Memorias para la vida de un Santo Rey, 1980, Madrid .

[15] Torres Delgado, el Antiguo reino Nazarita de Granada, p. 339, Granada, 1974.
16 Torres Delgado, o.c. p. 339
17. Revista Lope de Sosa, año 1915, p. 261

[18] Los Hechos del Condestable Miguel Lucas de Iranzo, p. 194 ss.
[19] Juan de Arquellada, o. c. p. 40.
[20] Tomado del manuscrito 2.092 de la Biblioteca Nacional. Es un códice horadado en letra del s. XV, copia tomada por el Jefe de la sección de manuscritos de la Biblioteca Nacional de Madrid D. José Anguita Valdivia y reproducidas en Paisaje, año 1757.
[21] Juan de Arquellada, Anales de Jaén, Edición preparada por Manuel González Jiménez, Univ. Granada, 1996, pp. 39 ss.
[22] La crónica del Condestable ha sido publicada por Juan Cuevas Mata, por Juan del Arco Moya y por José del Arco Moya, bajo el título de Relación del muy magnífico e más virtuoso Señor Don Miguel de Lucas, muy digno condestable de Castilla, Ayuntamiento y Universidad de Jaén , 2001, p. 161
[23] Relación, p. 146 y 189.
[24] Juan de Aquellada, Anales de Jaén, Edición preparada por Manuel González Jiménez, Universidad de Granada, 1966, p. 58.
[25] Relación, p. 288 y 289.
[26] Relación , p. 342.
[27] Relación, p. 376.
[i] Manendez Pidal, Historia de España V., 181